EL ÚLTIMO REFUGIO
Un lugar donde los desplazados encuentran su paz y los últimos indígenas están atrapados en el paraíso.
Comienza la mañana subiendo al coche de Otoniel, un taxista de Caquetá, que en el trayecto hacia nuestro destino nos deleita con historias de su pasado al que no le importa regresar para narrarnos los miedos que ha vivido y lo feliz que se encuentra en la ciudad Amazónica de Leticia. Se denomina así mismo desplazado, a un lugar donde para llegar solamente lo puedes hacer por el Río o por avión, en Leticia no hay carreteras que comuniquen con el mundo exterior.
En la Comunidad Indígena del 6, una familia numerosa…abuelo, padres, tíos y por supuesto niños, nos reciben como si de familiares se tratara. En un lugar de escasos recursos occidentales encontramos la felicidad que emana del corazón de las personas.
En la casa donde conviven se respira felicidad y la sonrisa es el dibujo continuo que puedes ver en sus caras. Los niños, futuros hombres y mujeres del Amazonas, nos desbordan contagiándonos de su alegría y ganas de vivir. Camino de la Chagra, nos dan lecciones de naturaleza que nos vuelven a colocar en la contradicción de lo que realmente necesita el hombre para vivir en armonía consigo mismo. Probamos los frutos que la Selva a modo de despensa nos ofrece y bebimos del manantial de la vida, un agua cristalina llena de nutrientes que nos hizo revitalizar.
Último día en el Amazonas, en nuestras cabezas la idea de llegar con temor e irte con pena y muchas historias para contar… en nuestro corazones sentimos que algo de nosotros se queda aquí, pero sobre todo, la lección de valores y reencuentro con uno mismo.
¿Será este uno de los últimos refugios donde la naturaleza y el hombre tienden a respetarse?... o, por el contrario estamos asistiendo a una evolución de la que algún día nos acabemos arrepintiendo.
El día termina… pero el Río sigue su curso.
SENSACIONES
EL ÚLTIMO REFUGIO O EL PARAISO PERDIDO. Antonio Gil Aparicio.
YA TENEMOS FAMILIA AQUÍ. José María Díez.
PARAISO ANTROPOLÓGICO Y NATURAL. Juan Carlos Navia